«Papá, ¡ganamos la Copa Pistón!»
«Papá, ¡ganamos la Copa Pistón!»
Eso repetía Santi, mi hijo de 3 años y medio, mientras anoche recorríamos con su hermano mayor Diego las calles de Santiago.
Como muchos sabrán, la Copa Pistón es el trofeo que el Rayo McQueen, protagonista de la notable película animada «Cars», sueña con ganar. Santi es fanático de esa película y la ha visto un montón de veces. Se sabe muchos diálogos de memoria, y cada vez que ve un auto rojo deportivo en la calle, grita alegre que allá va el Rayo McQueen.
Sin embargo, en este caso eran alrededor de las 10 de la noche del sábado 4 de Julio del 2015, y hacía sólo dos horas que Chile había sellado su victoria en la final de la Copa América y se había coronado campeón de un torneo internacional de selecciones de fútbol por primera vez en la historia.
Por eso, los dos niños iban cantando el clásico «¡Vamos Chilenos!» y vitoreando el «¡Chi Chi Chi Le Le Le!» mientras ondeaban pequeñas banderitas chilenas por las ventanas semi-abiertas del auto. Veían pasar gente caminando con banderas por su lado, y me exigían que tocara la bocina para hacer eco a los otros autos que también hacían lo mismo.
«Santi, ¡ganamos en el fútbol, ganamos la Copa América!», le explicábamos Diego y yo.
«No, ¡ganamos la Copa Pistón! El fútbol de Chile, ¡ganamos la Copa Pistón!», nos corregía Santi con una tremenda sonrisa.
El amor a la camiseta
Con su corta edad, Santi aún no sabe qué son los países ni las nacionalidades. Conoce algunos nombres de países y de ciudades porque le hemos dicho que algún familiar o amigo viaja a ellos, pero en el fondo, sólo entiende que son lugares que están lejos a los que sólo se puede llegar en avión.
También sabe que vive en Chile y conoce la bandera chilena, especialmente después de las Fiestas Patrias del año pasado, en que la ciudad estaba repleta de banderas en las calles.
Ayer, sin embargo, la bandera y la camiseta chilena se volvieron muy importantes para él. Ondeaba feliz las pequeñas banderas que habíamos conseguido horas antes y lucía muy orgulloso su camiseta de la Selección de Chile que le regaló su abuelita, «la polera de fútbol de Chile» como él la llama. Tanto, que a la hora de llevarlo a dormir fue imposible convencerlo de que se la sacara para ponerse el pijama, y terminó durmiendo con ella.
De alguna manera, ese famoso «amor a la camiseta», ese «amor al país» le había nacido con gran intensidad, aunque él ni siquiera entendiera mucho de qué se trataba todo lo que estaba ocurriendo. Sólo sabía que Chile, su bandera y su camiseta eran importantes, y no quería desprenderse de ninguna de ellas.
Experiencias así de intensas causan un gran impacto en los niños, e incluso pueden influir en su futuro. Tal vez ahora él, así como miles de otros niños chilenos, empiecen a soñar con ser futbolistas y llegar a ser campeones. Tal vez más de alguno de esos pequeños perseguirá su sueño durante los próximos 15 ó 20 años y se convertirá en un exitoso futbolista profesional.
Y eso, gracias a haber vivido una experiencia como la que anoche disfrutamos todos.
No todo es fútbol
Por supuesto, no todo es fútbol.
De hecho, Chile ya ha conseguido títulos a nivel mundial en deportes como el tenis o el polo, pero evidentemente el impacto mediático ha sido muchísimo menor que con el fútbol.
No por eso tienen menos mérito.
Al contrario, la mayoría de los deportistas que practican otros deportes que no sean fútbol, tienen significativamente menos recursos para entrenar y participar en torneos. Conseguir un título o una medalla en esos casos es, entonces, un tremendo mérito y esfuerzo no sólo en lo deportivo si no que muchas veces en lo personal y hasta en lo familiar.
El caso más cercano que conozco es el de la Selección Chilena de Hockey Patín. Mi hijo Diego participa en la Liga Nacional de Hockey, y juega en un equipo que se llama Sagu. Su entrenador, «el Jota», es uno de los talentosos jugadores jóvenes que son parte de la Selección de nuestro país.
Justamente, mientras en Chile la mayoría de los ojos estaban centrados en la selección de fútbol y los partidos de la Copa América, en Francia se desarrollaba el Mundial Adulto de Hockey Patín Masculino, con Chile como uno de los participantes.
En una excelente presentación, el equipo nacional llegó a los cuartos de final, donde lamentablemente quedamos eliminados. Más aún, en la edición anterior del Mundial, organizado en Angola, el mismo equipo escaló hasta el cuarto lugar del torneo, mientras que la selección de Chile femenina alcanzó el tercer lugar el año pasado, también a nivel mundial.
Son logros notables de un grupo de jóvenes que son un ejemplo para nuestros hijos. Constancia, esfuerzo, humildad, profesionalismo, son algunos de los valores que los pequeños aprenden de ellos.
Ojalá tuvieran más difusión, ojalá más gente en Chile también disfrutara con sus logros y así ellos consiguieran más apoyo para seguir creciendo y entregándonos nuevas alegrías.
También hay Videojuegos
¿Y en los videojuegos?
Para sorpresa de muchos, también en esta área los chilenos hemos llegado a importantes logros a nivel mundial. Muy pocos son los que se enteran y escuálida es la difusión que reciben, si la comparamos con el fútbol.
Ejemplos hay bastantes, pero los que más orgullo me dan son los que han salido de Behaviour Chile, lo que antes fue Wanako Games, el lugar donde he trabajado los últimos doce años. Ahí desarrollamos «Assault Heroes», para la Xbox 360, elegido por IGN como el mejor juego del año en categoría «Arcade» del año 2006.
También hicimos la versión para PlayStation 3 del conocido «Tetris», que fue el juego más vendido en PlayStation Network el año 2011, y el exitoso «Crash Course» y su secuela «Crash Course 2», para la Xbox 360, que fueron jugados por millones de jugadores cuando fueron publicados el 2010 y el 2013. Incluso recientemente desarrollamos un juego para dispositivos móviles al que le está yendo increíblemente bien.
Otros desarrolladores chilenos también han hecho lo suyo, como ACE Team y su exitoso «Zeno Clash», que ganó numerosos premios internacionales y que fue elegido como el número 65 en la lista de los 100 juegos de PC más importantes de toda la historia, según la revista PC Gamer. O IguanaBee, cuyo último juego «Monster Bag» para PlayStation Vita tuvo una recepción increíble de la prensa especializada cuando fue lanzado a principios de este año.
Hay más ejemplos, desde luego, y lo mejor es que cada año surgen más desarrolladores con buenas ideas, algunos de los cuales seguro que llegarán muy alto en los próximos años.
El Fútbol no es una Guerra
La Copa América también tuvo su lado menos amable para nosotros los chilenos.
Durante el transcurso del torneo, y especialmente en la última semana, circuló una tremenda cantidad de memes y de comentarios en redes sociales en contra de Chile.
Como muchos, soy de los que reconoce que la acción de Gonzalo Jara en el partido con Uruguay no fue un ejemplo de fútbol limpio, ni nada parecido. Pero la magnitud de la rabia, el odio, la xenofobia que se leía en los foros daba cuenta de una rivalidad que iba mucho más allá de lo que pudo haber pasado puntualmente en ese partido.
Y no todo era en contra de Chile. Hubo también muchos chilenos que también llenaron los foros de respuestas igual de ofensivas en contra de los países vecinos.
Lo triste es que eso también llega a nuestros hijos. ¿Qué le estamos enseñando a nuestros pequeños? ¿Realmente queremos que odien a los argentinos, a los uruguayos, a los bolivianos y a los peruanos? ¿Realmente queremos que crezcan sintiendo que son mejores que todos ellos, que deben mirarlos hacia abajo, con menosprecio?
Durante la semana, Diego me mostró varias veces diferentes memes que encontraba en internet, o que le mostraban los compañeros de colegio. Los encontraba muy chistosos (algunos lo eran, lo reconozco), pero independientemente de la gracia que tuvieran, no podía dejar de pensar en lo absurdo de estar fomentando el odio entre países hermanos cuando, en el fondo, nos parecemos tanto unos con otros.
Puede que nosotros, los adultos, sepamos hacer la diferencia entre lo gracioso que pueda ser un chiste o una imagen y la realidad en que estamos inmersos. Pero los niños, especialmente los más pequeños, están recién formando su criterio y aprenden copiando lo que ven, siguiendo el ejemplo de quienes los rodean. Y es posible que ellos realmente aprendan, en lo más profundo de sus mentes, que los países vecinos son enemigos.
«¿Es eso lo que queremos para su futuro? ¿Un continente lleno de odio y siempre a punto de estallar en guerra?»
Evidentemente no, especialmente porque los países vecinos tienen muchas veces los mismos problemas que nosotros. Enfrentamos desafíos similares y buscamos soluciones parecidas.
¿Por qué no aprender unos de otros? ¿Por qué no apoyarse en vez de humillarse mutuamente?
Similitudes y Solidaridad
En la industria de los videojuegos, de hecho, las similitudes son gigantes. La mayoría de los países de la región hemos seguido el mismo patrón de crecimiento, y nos hemos enfrentado a exactamente los mismos problemas.
El año pasado, mientras fui Presidente de VG Chile, me tocó participar en muchas reuniones y mesas redondas en las que se discutían los grandes temas de la región, y cada vez llegábamos a la conclusión de que el apoyo mutuo y las lecciones que pudiéramos aprender de las experiencias de cada país eran claves para consolidar a la región frente al resto del mundo.
Más aún, las relaciones con nuestros vecinos no surgen sólo a nivel de empresas y asociaciones. Los desarrolladores que están al otro lado de las fronteras son excelentes personas, al menos todos los que tuve el privilegio de conocer. Algunos de ellos, de hecho, siento que son amigos y ojalá tenga la oportunidad de encontrarme con ellos en alguna futura convención, feria o reunión de la industria.
Esa solidaridad se extendía también a los logros de cada uno de los países vecinos. Por ejemplo, cuando vi el exitoso anuncio que tuvo Squares de Leap Game Studios , un importante estudio del Perú, sentí una gran alegría por ellos. O cuando Brainz, otro importante estudio en Colombia anunció hace muy poco un acuerdo estratégico con un gran socio de la industria, sentí un genuino orgullo por lo lejos que están llegando.
Del mismo modo, me tocó muchas veces recibir las felicitaciones de los vecinos cuando alguno de los juegos chilenos era publicado y tenía éxito.
Esos valores, hermandad, respeto, solidaridad, es lo que debemos buscar enseñarle a nuestros hijos. Pueden haber chistes, por supuesto, pero nunca debemos olvidarnos de transmitir que, en el fondo, somos países muy parecidos y sólo tiene sentido apoyarnos y crecer juntos.
A seguir celebrando
Más allá de las reflexiones, es innegable que el día de ayer fue muy importante para la mayoría de los chilenos. Las celebraciones fueron largas y aunque estas terminen, el recuerdo de lo que sentimos, de las imágenes que vimos y de los gritos y cánticos que escuchamos, no se borrarán nunca.
Un abrazo a los vecinos argentinos, pues dieron lo mejor y estuvieron increíblemente cerca de quedarse con la victoria.
Y para nosotros, en Chile, pues ¡a seguir celebrando y disfrutando del triunfo!
«¡Viva Chile! ¡Somos Campeones!»
Juan Pablo crea videojuegos desde los ocho años y fue padre por primera vez el año 2004. Hoy ya tiene tres hijos y ha trabajado en más de veinte videojuegos. Desde hace un tiempo se interesó en cómo se relacionan la paternidad y su profesión, y se decidió a escribir al respecto fundando "Papa Game Dev".
Deja un comentario
Tu dirección de correo no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *