“Papá, ¡por favor juega Final Fantasy!”
Hace unos meses, por fin se lanzó Final Fantasy VII Rebirth, la segunda parte de la trilogía Final Fantasy VII Remake. El juego había generado expectativas muy altas, ya que la primera entrega lanzada a principios de la pandemia había dejado la vara muy alta. Yo la había disfrutado mucho, y tenía muchas muchas muchas ganas de continuar la experiencia.
Mis hijos Santi (12) y Sami (9) también vivieron conmigo la experiencia del primer juego el 2020, aunque eran bastante más pequeños. Cuando yo me sentaba a jugar en las tardes o los fines de semana, ellos me acompañaban, seguían atentos las peripecias de los personajes, y se emocionaban conmigo cuando ganaba alguna batalla difícil (Santi aún se acuerda de Hell House en modo difícil, ¡qué espanto de batalla!).
Y por supuesto, ahora que había una nueva entrega de la serie, ellos quisieron también disfrutar de la experiencia. Les prometí que no iba a jugar cuando ellos estuvieran durmiendo o en el colegio, para que pudiéramos disfrutarlo juntos. Así que cuando llegaban del colegio, o los fines de semana, me decían:
“Papá, ¡por favor juega Final Fantasy!”
Claro, la mayoría de las veces yo estaba trabajando o había otras responsabilidades familiares que atender, por lo que con las restricciones horarias el avance fue mucho más lento de lo que hubiera querido, y muchos días no pude avanzar.
Pero este fin de semana, después de poco más de 3 meses, finalmente pude llegar al final. Me tomó 130 horas terminar la historia principal y la gran mayoría de las misiones secundarias, y eso que todavía me quedan los desafíos más difíciles para completar el 100% del juego.
Jugando en equipo con mis hijos
Final Fantasy VII Rebirth, como la mayoría de los juegos de este tipo, es un juego para un jugador. Sin embargo, eso no impidió que mis hijos se sentaran al lado mío y empezaran a darme consejos o, a veces, derechamente instrucciones de qué hacer:
“¡Pero papá, no vayas en esa dirección, la misión está al otro lado!”
“¡Papá, no hagas ese minijuego! ¡Sigue con la historia principal, quiero saber qué va a pasar después!”
A Santi, por ejemplo, yo le decía que era mi copiloto en las batallas más difíciles. Siempre estaba atento a las debilidades de los enemigos, y me daba recomendaciones de magias o habilidades de los personajes para aprovechar la ventaja y derrotarlos. A veces hasta discutíamos estrategias si la batalla se ponía muy dura, o si me habían derrotado y había que reintentarlo:
“¡Papá, aprovecha de hazer un Chi Trap y luego lo revientas con el Thundaga!”
“¡Papá, ese enemigo no es débil al fuego, no le tires Fire! ¡Es débil al hielo, usa a Yuffie y lanza la estrella con Hielo!”
Algo que disfruté especialmente fue jugar a Queen’s Blood, el minijuego de cartas que viene incluido en Final Fantasy VII Rebirth. A lo largo de la historia principal, van apareciendo desafíos secundarios entre los cuales está derrotar a múltiples oponentes en este juego de cartas. Algunos de esos rivales fueron bastante difíciles, y Santi se entusiasmaba recomendando estrategias para ganarles:
“Papá, usa el Cactuar primero, y después el Titan cuando él haya botado su carta especial.”
Final Fantasy VII Rebirth tiene muchos minijuegos. Es quizás la única crítica que tengo: algunos minijuegos sentí que estaban de sobra y aportaban muy poco a la experiencia. Pero otros, como Queen’s Blood, eran muy entretenidos y nos dieron grandes momentos de entretención.
Y por supuesto, entre esos están las carreras de Chocobos. Aquí fue Sami la que más participó, estuvimos una tarde de sábado jugando juntos y haciendo turnos para ir ganando varias carreras. Además, le gustaba cambiar los accesorios de los Chocobos con los que también se modifican sus atributos de velocidad, peso, etc.
“¿Papá, viste como salí primera en la carrera? ¡Soy la mejor!”
“¡Papá, mira que lindos los accesorios que le puse al Chocobo, y con eso es más rápido!”
La historia, el mundo y la música
Final Fantasy VII Rebirth es mucho más que minijuegos y batallas. La historia, similar a la del Final Fantasy VII original, pero con algunos cambios significativos, y la manera como se van desarrollando sus personajes me mantuvo cautivado estos tres meses. Las voces y actuaciones dan vida a cada uno de los personajes, y me sacaron varias risas o emociones en diferentes capítulos del juego.
El juego tiene mucho de exploración, con regiones gigantes en las que se puede pasar varias horas recorriendo cada rincón, enfrentando variados enemigos y cumpliendo distintos desafíos. Los gráficos son hermosos, con playas tropicales, selvas frondosas o desiertos inmensos. Era frecuente quedarme pegado unos segundos al llegar a un lugar nuevo sólo para contemplar mejor el escenario.
Y por supuesto, como en todos los juegos de la franquicia (o al menos, en todos los que yo he jugado), la música es sencillamente épica. Al igual que en la primera parte de la trilogía, Final Fantasy VII Rebirth tiene una banda sonora en la que reinventa los temas clásicos del juego original, agregando una instrumentalización y arreglos modernos que llevan cada tema a un nivel superior.
Además, el compositor Nobuo Uematsu se dio el lujo de componer un nuevo tema y grabarlo con la cantante Loren Allred, para darle vida a una escena nueva del juego en la que Aerith (uno de los personajes principales) canta. La letra y la música emocionan, considerando como se desenvuelve la historia del juego y de Aerith en particular.
Ahora que lo terminé, puedo decir que Final Fantasy VII Rebirth estuvo a la altura de mis altas expectativas. Jugarlo fue una gran experiencia, y me alegro mucho de haber podido compartir esa experiencia con mis hijos.
¿Han tenido experiencias similares jugando con sus hijos a este u otros juegos del mismo tipo?
Juan Pablo crea videojuegos desde los ocho años y fue padre por primera vez el año 2004. Hoy ya tiene tres hijos y ha trabajado en más de veinte videojuegos. Desde hace un tiempo se interesó en cómo se relacionan la paternidad y su profesión, y se decidió a escribir al respecto fundando "Papa Game Dev".
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