«Papá, ¿me regalas un videojuego para mi cumpleaños?»
«Papá, ¿me regalas un videojuego para mi cumpleaños?»
Más de algún papá debe haber escuchado eso en los últimos años. Si no fue para el cumpleaños, puede haber sido para Navidad, para el día del Niño, por haber terminado el curso con buenas notas, o por cualquier otro motivo. Yo mismo recuerdo haber dicho tal frase hace unos 25 años.
Hoy, 27 de Mayo, es el cumpleaños de Diego, mi hijo mayor. Y como cualquier niño de su edad al que le gusten los videojuegos, él también ha dicho esa frase en más de alguna ocasión.
Recuerdo que el primer juego que le regalé fue el Pro Evolution Soccer (PES) 2009. (Para el que no conozca la serie PES, es una de las dos series de juegos de futbol más populares del mundo, junto con la serie de juegos FIFA)
Diego cumplía cinco años, y PES fue el primer videojuego que era «suyo». Estaba muy contento y, por supuesto, tenía muchas ganas de jugarlo ya fuera sólo, conmigo, o con quien quisiera sentarse con él.
Por su corta edad, le costó unas semanas aprender a jugarlo bien, pero luego recuerdo que se entretenía mucho eligiendo a Brasil como su equipo y haciendo decenas (sí, decenas) de goles con Kaká, quien gracias a eso se volvió su ídolo del fútbol por largo tiempo.
Además de la alegría de mi hijo, algo que me quedó grabado de esa ocasión fue que me enfrenté, por primera vez, a que alguien me hiciera una critica como esta:
«¿Le regalaste un juego a Diego? ¿A tu propio hijo? ¿En qué estabas pensando?»
Por un instante, sentí que por error acababa de entregarle a Diego una motosierra encendida, una granada activa, una ojiva nuclear o un manual de cómo fabricar una bomba casera.
Armas, drogas y videojuegos
Resulta que en el mundo actual, en pleno año 2015, hay aún mucha gente que pone a los videojuegos al mismo nivel de las drogas, las armas, y otras cosas mucho peores.
Los que trabajamos en la industria del desarrollo de videojuegos hemos escuchado o leído cientos de frases como esta:
«Los videojuegos dañan el cerebro de los niños, los vuelven más tontos. Los envician, no les permiten pensar.»
El extremo ha sido decir que la razón por la que un joven pudo haber matado a muchas personas en alguna de las terribles matanzas que han sufrido en universidades estadounidenses fue, justamente, que jugaba un videojuego violento.
Fue la vil influencia de un videojuego la que llevó a un joven a disparar contra sus compañeros y luego suicidarse.
Bajo ese absurdo criterio, de hecho, legisladores en muchas partes del mundo han aplicado diversas regulaciones a los videojuegos, desde la censura de su contenido hasta la prohibición de jugarlos en ciertos horarios o situaciones. Hacia el 2011, por ejemplo, en Vietnam estaba prohibido jugar online entre las 10 pm y las 8 am, para así «proteger» a la juventud de ese país de las influencias negativas que podían recibir.
¿Son realmente comparables las armas, las drogas y los videojuegos?
¿Es válido simplemente declarar a los videojuegos como malos con criterios aparentemente arbitrarios o subjetivos y aplicarles sendas regulaciones?
Por supuesto que yo creo que no es así, pero lo más importante es que no se trata sólo de lo que yo crea ni de lo que muchos otros crean o piensen.
Lo correcto es basarse en hechos, pruebas, estudios y cualquier tipo de material racional y concreto, y evitar hacer aseveraciones basadas simplemente en «no me gusta» o «no lo entiendo», como hacen muchos de los detractores de los videojuegos.
En ese sentido, se han efectuado en los últimos años diversos estudios científicos que han mostrado diferentes beneficios de jugar videojuegos. Algunos de éstos están relacionados con desarrollar la habilidad de estar concentrado en más de una cosa a la vez, o con mejorar la capacidad de retener y clasificar información de manera rápida y efectiva. También se ha encontrado evidencia de que los videojuegos de acción mejoran los reflejos y la motricidad de quienes los juegan.
Hay videojuegos que incluso se utilizan como parte de terapias de rehabilitación. Ante el desafío de tener que realizar largas rutinas de ejercicios para recuperar la movilidad después de algún accidente o alguna enfermedad, es fácil imaginar que el proceso se haga mucho más llevadero con la ayuda de un videojuego.
Estos beneficios no implican que sea bueno estar jugando videojuegos las 24 horas del día, por supuesto. Como cualquier actividad, es bueno que jugar videojuegos tenga límites y que los niños, y las personas en general, lleven una vida integral en que practiquen varias actividades de distinta índole durante su rutina diaria, de modo que puedan desarrollarse plenamente.
Contenidos y Responsabilidad
Supongamos que le quiero regalar un videojuego a Diego, y que dejamos atrás el estigma de que los videojuegos derriten el cerebro de los niños. A la hora de decidir qué videojuego es el adecuado, rápidamente nos vemos enfrentados a la siguiente pregunta, que también esconde otro negativo prejuicio:
«¿Qué videojuego es bueno y qué videojuego es malo para un niño?»
Empecemos por lo básico.
Al igual que con el cine o la televisión, no hay contenidos «buenos» o «malos» per se, si no que contenidos «apropiados» o «inapropiados» para ciertos públicos.
Así como hay muchas películas que están creadas pensando en un público infantil, hay otras que claramente no. Por ejemplo, a nadie en su sano juicio se le ocurriría poner a su hijo de cinco años a ver «La Naranja Mecánica», por muy obra de arte que considere a tal producción.
Ocurre lo mismo con los videojuegos.
Hay videojuegos apropiados para niños de cinco años, y otros que no. Y, por supuesto, hay un sinfín de productos que están en un área gris y que si son apropiados o no depende de la personalidad, madurez y características del niño, de la cultura en la que está inmerso y de las personas responsables a su alrededor.
El caso de Grand Theft Auto (o simplemente GTA) es seguramente de los más conocidos. GTA es un muy buen juego en cuanto a calidad, con un excelente nivel de producción, y completamente enfocado y diseñado para entretener a un público adulto y con criterio formado. Es un juego muy violento y que tiene muchas escenas y situaciones bastante explícitas.
Muchos de los que levantan la bandera anti-videojuegos claman que los videojuegos son malos porque los niños juegan videojuegos como GTA, exponiéndose a contenidos que claramente son inapropiados para ellos.
Pero el problema no está en los contenidos de los videojuegos, sino que en los padres o adultos responsables.
Son ellos los que compran juegos como GTA para jugarlos y luego se los pasan al hijo porque no ven ningún problema en ello. O, no tienen conocimientos acerca de videojuegos y simplemente entran a una tienda, preguntan por el videojuego más popular del momento, y se lo compran al hijo sin tener la menor idea de lo que están adquiriendo.
Volviendo a la analogía con el cine, es como comprar «La Naranja Mecánica» y luego pasársela al niño para que no se aburra en casa en un día lluvioso.
Por supuesto, los desarrolladores de videojuegos somos muy conscientes del contenido que producimos y del público al que lo dirigimos. Por eso, existen sistemas de calificación como ESRB (Norteamericano) o PEGI (Europeo) que indican claramente el tipo de contenido y el público para el cuál está pensado. Como parte de la creación del videojuego, los contenidos se pasan por un proceso regulado y se califican de acuerdo a criterios preestablecidos y bien normados.
Entonces, cuando ese padre o adulto responsable va a comprar un videojuego y el vendedor le recomienda GTA, el padre no tiene más que mirar la etiqueta de calificación para darse cuenta que el videojuego tiene mucha violencia y sólo está recomendado para mayores de 18 años.
Así debería funcionar.
Me gustaría aclarar que yo no soy partidario de que a la gente se le prohiba el acceso a los contenidos, pero sí siento que los padres tenemos el deber de ser responsables y de usar esa información de etiquetado para tomar una decisión informada. Si creemos que nuestro hijo tiene la madurez suficiente para enfrentarse a un contenido que está recomendado para una edad mayor que la que él tiene, entonces no debería haber problema en hacerlo, pues estaremos actuando con responsabilidad.
Sin ir más lejos, actualmente yo estoy jugando con Diego un videojuego llamado «Crimes & Punishments», que tiene calificación PEGI 16+, es decir, para mayores de 16 años. El juego se trata de resolver casos policiales, y el protagonista es el famoso detective Sherlock Holmes.
La razón por la que está calificado para mayores de 16 años es que tiene bastantes escenas en que la atrocidad de los crímenes que se debe investigar se muestra de manera bastante explícita. Se habla de asesinatos, traiciones, infidelidades y todo tipo de ataques. Se muestran cuerpos desmembrados, ensangrentados, o escenas que podrían resultar un poco fuertes para un niño.
Sin embargo, yo tomé la decisión de compartir este juego con Diego porque a él le gustan mucho las historias y los misterios, y siento que ya tiene la madurez suficiente para poder hablar de los temas que el juego plantea. Además, para poder avanzar en el juego, hay que realmente jugar a ser detective, buscar pistas, relacionar datos, probar teorías y sacar conclusiones, por lo que siento que la experiencia le potencia también la imaginación y las habilidades deductivas.
Videojuegos ideales
Sumando y restando, llego a la conclusión de que hay principalmente cuatro características que yo considero claves a la hora de decidir cuál videojuegos me gustaría que mi hijo jugara y cuál no.
- Que el contenido sea apropiado para su edad. «Grand Theft Auto»: descartado.
- Que sea del tipo de juegos que le gustan. «Barbie conoce a Ken»: descartado.
- Que la experiencia de jugar ese juego la pueda compartir conmigo o con sus amigos. Quiero que el juego lo conecte con gente, no que lo aisle.
- Que potencie su creatividad. Ya que va a pasar tiempo jugando a eso, pues que ese tiempo se aproveche desarrollando alguno de sus talentos o habilidades.
«Crimes & Punishments» y «Minecraft» son juegos que cumplen con estos criterios y por eso los jugamos regularmente con Diego
Sin embargo, el que más me llama la atención últimamente es «Geometric Dash», un juego que Diego juega ya hace muchos meses pero que siento que ahora está experimentándolo de una manera mucho más enriquecedora.
«Geometry Dash» es un juego bastante simple.
Se trata de que un cubito de color se va moviendo automáticamente a lo largo de un escenario que va apareciendo desde la derecha de la pantalla. Como parte del recorrido hay muchos obstáculos como agujeros, pinchos, paredes, trampas, etc., y la misión del jugador es ayudar al cubito a sortear todos los obstáculos y llegar al final de la pista. Lo interesante es que, para conseguirlo, lo único que el jugador puede hacer es tocar la pantalla, lo que hace que el cubito salte. Nada más. Así de simple.
Obviamente, los diseñadores del juego se encargaron de introducir muchísimos elementos que hacen que una idea tan simple se vuelva una plétora de niveles con infinidad de obstáculos que hacen que mi hijo (y millones de otros usuarios) alucinen con el juego.
Además, los creadores de «Geometry Dash» tuvieron la brillante idea de incorporar un editor de contenidos dentro del juego, con el que los usuarios pueden crear sus propios recorridos, colocar los obstáculos, y desafiar con sus creaciones a otros jugadores.
En los últimos meses he visto a Diego muchísimas veces muy concentrado en el juego, pero al acercarme me he dado cuenta que no está jugando, si no que está creando escenarios. Después me va contando cómo hizo que sus amigos los jugaran y cómo les fue, y más importante para él, qué pensaron sus amigos de la dificultad y creatividad del recorrido que él había inventado. Sus amigos también crean escenarios y lo desafían a él, y así se pasan días y días creando, desafiándose, compartiendo, riéndose unos de otros y, en el fondo, pasándolo muy bien.
Y bueno, eso es lo importante para mi: que mi hijo se entretenga y que comparta con sus amigos mientras, más encima, desarrolla su imaginación y su creatividad.
¡Feliz Cumpleaños!
Ser padre es una de las experiencias más increíbles que me ha tocado vivir. Llena de grandes alegrías, toneladas de lecciones aprendidas, algunas frustraciones y desencuentros, y montañas de sorpresas y descubrimientos.
Desde hace once años, Diego me ha dado la posibilidad de crecer, de ser mejor persona cada día y de tener siempre un norte claro.
Y si de regalos se trata, Diego junto a sus hermanitos Santiago y Samanta, son los mejores regalos que he recibido en la vida.
¡Feliz cumpleaños Diego, te quiero mucho!
Nota antes de terminar: en vez de un videojuego, este año Diego quería un celular como regalo de cumpleaños. Es otro tema que espero poder abordar en un futuro artículo. ¡Hasta la próxima!
Juan Pablo crea videojuegos desde los ocho años y fue padre por primera vez el año 2004. Hoy ya tiene tres hijos y ha trabajado en más de veinte videojuegos. Desde hace un tiempo se interesó en cómo se relacionan la paternidad y su profesión, y se decidió a escribir al respecto fundando "Papa Game Dev".
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Comentarios
buen artículo JP, estoy muy de acuerdo. Y me siento identificado siendo también padre y desarrollador, pero igual son temas que deberían interesar a cualquier padre “moderno”
Gracias Jorge. En efecto, ojala el tema permeara a toda nuestra sociedad y creciera una cultura respecto a los videojuegos, aceptandolos como una forma de arte que puede tener diferentes públicos objetivos, como el cine, la música o la literatura.
Excelente artículo JP!
Me sentí muy identificado y recordando mis propias vivencias respecto a introducirle los juegos de una manera lo más “sana” posible a mi hijo Salvador. Ojalá artículos como este tuviesen más visibilidad y los padres asumamos cada vez mejor nuestra cuota de responsabilidad en el asunto, para no estigmatizar a “los videojuegos” como una entidad.
Te conté que en mi época de freelancer estuve elaborando ideas para juegos de rehabilitación de infartados y de entrenamientos para deportistas de alto rendimiento?
Un abrazo a Diego, Mariana y el resto del clan Lastra!
Gracias Andrés por compartir tu experiencia y por lo que comentas de la visibilidad del artículo. Puedes ayudarme, si quieres, a difundirlo :)
Y lo que cuentas es super cierto, seguro que hemos vivido un camino muy similar teniendo ambos hijos de edades similares. Me habías comentado lo de la rehabilitación, pero la verdad ya se me había olvidado completamente. ¿Quedó en algo concreto? A lo mejor ahora, a través de VG Chile y sus contactos podrías tratar de revivir el proyecto! :)
Abrazo al Salvi y al resto de tu familia también!
Que bueno no sentirse que uno no desentona tanto con el mundo! :P
Yo he hecho un juego para el primer cumpleaños de mis hijos varones (a mi hija aún se lo debo!!) y realmente lo hice con mucho entusiasmo. Si bien fueron cosas muy chicas y simples (ambas codeadas la noche anterior!!) Fue sentir que transformé lo cotiidano en amor. En algo que no lo puedes comprar en una juguetería, ni ponerle un precio y ya! Fueron expericias agradables y si bien ellos aún no han podido disfrutarlo, sé que se alegrarán de jugarlo cuando entiendan un poco mas del tema.
saludos!
Excelente! Muchas gracias por compartir tu experiencia, imagino que debe haber sido muy gratificante Felicitaciones!