«Papá, ¿Cuándo vas a escribir otro Papá Game Dev?»
«Papá, ¿cuándo vas a escribir otro Papá Game Dev?»
Lo mismo me he estado preguntando yo las últimas semanas, con una creciente sensación de frustración. Cuando Diego, mi hijo mayor, me hizo tal pregunta, no una si no que varias veces, no hizo más que aumentar tal sentir.
¡Ya ha pasado más de un mes desde el último artículo que publiqué!
Cuando por fin me decidí a lanzar este proyecto, me prometí que publicaría una vez a la semana y que, en casos de emergencia nacional, me demoraría máximo dos. Había pasado mucho tiempo desde que se me había ocurrido la idea pero la había tenido que posponer porque sentía que mientras estaba de Presidente de VG Chile no tendría suficiente tiempo para poder cumplir con mi auto-impuesta cuota semanal. Entonces, cuando dejé la Presidencia a fines de Enero, sentí que entonces tendría mucho tiempo libre y en Marzo comencé a escribir.
Sin embargo, dos meses después, parece que nuevamente ya no me queda tiempo para nada.
¿Cómo me las arreglé para pasar de «¡Por fin tengo tiempo libre y podré escribir mi blog!» a «Ya no me queda tiempo para nada» en tan corto tiempo?
La respuesta es simple, y da cuenta de lo certero del viejo refrán:
«En casa del herrero cuchillo de palo»
Planificar es la clave
La planificación es una de las herramientas más importantes en el desarrollo de proyectos de videojuegos. Incluso si se están probando ideas, haciendo prototipos, lo que sea, planificar es clave para no dar vueltas en círculo, tomar decisiones a tiempo y ser efectivo.
Lo contrario a la planificación es, por supuesto, la improvisación.
Y la ironía es que yo, uno de los desarrolladores de videojuegos con más experiencia en nuestro país, ex Presidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos, y Director de Tecnología en Behaviour Chile, debo ser sincero conmigo mismo y reconocer lo siguiente:
«Soy lisa y llanamente terrible planificando mi propio tiempo personal.»
Es común que yo improvise, que dedique mi tiempo personal a lo que tenga más ganas de hacer en ese momento en vez de dedicarme a lo que sea más importante según mis propias prioridades o las de mi familia. No debería sorprenderme, entonces, que me sea tan fácil «quedarme sin tiempo para nada».
Afortunadamente no soy igual en el trabajo, ni la mayoría de mis compañeros de profesión tampoco.
En efecto, improvisar en el desarrollo de un videojuego es la manera más efectiva de fracasar épicamente en su producción. Sólo los privilegiados que tienen recursos y tiempo ilimitados se pueden dar el lujo de improvisar. Para el resto de las empresas y profesionales, improvisar es sinónimo de pérdida de productividad y de competitividad, y causa de que muchos nacientes grupos de emprendedores fracasen en sus primeros proyectos.
Y ojo, vale la pena aclarar que fracasar no es necesariamente malo. Es muy popular entre los emprendedores el uso de frases como «Mientras falles antes, mejor» o «Si vas a fallar, falla temprano». Tiene lógica, desde luego, que si una idea es mala, es mucho mejor darse cuenta lo antes posible en vez de seguir perdiendo tiempo con ella.
Pero incluso quienes siguen esos procesos de emprendimiento saben que para poder llegar a ese punto de poder probar una idea lo más rápidamente posible, y así ver si fracasa o no, hay que ser muy cuidadoso y planificar. Porque de no hacerlo, el fracaso vendrá al final, de sorpresa, cuando los recursos se acaben, y el resultado seguramente será el final de la empresa.
Así que no, no tengo excusa para explicar mi falta de tiempo, más que mi propia falta de planificación.
Hora de Planificar
Algo que sí he planificado, aunque no con demasiado detalle, es cómo me gustaría ir haciendo crecer este blog.
Recuerdo que en el primer artículo mencioné que mi objetivo con escribir estos artículos era poner sobre la mesa la manera como, desde mi punto de vista, se cruzan dos temas tan importantes para mi como son la paternidad y el desarrollo de videojuegos.
Sin embargo, la verdad es que tengo muchas ideas concretas y aprovechando que estoy escribiendo un artículo acerca de planificar, me gustaría compartirlas en estas líneas.
Una de las principales ideas es generar un espacio para que no sean sólo mis experiencias las que vayan quedando plasmadas en el sitio. Así como yo, hay muchos más padres y madres que son parte de esta industria y cuyas vivencias aportarían gran riqueza al contenido. Ya sea con entrevistas dirigidas por mi o con artículos enteramente escritos por ellos, quisiera pronto poder dar a conocer anécdotas, pensamientos y realidades de otros profesionales de nuestro país.
Ya le he preguntado a gente como Carlos (ACE Team), a Rodrigo (Gamaga) y a Tiburcio (ex Wanako Games y ex DeNA), todos ellos padres y célebres personalidades claves en la corta historia de esta industria en nuestro país. Todos ellos se mostraron muy dispuestos a colaborar y participar, por lo que apenas pueda les cobraré la palabra, y seguiré buscando a quienes quieran aportar con sus relatos.
También quisiera, en un próximo paso, llevar esa misma idea más allá de nuestras fronteras. En los últimos dos años tuve la suerte de conocer a muchos otros profesionales de la industria de los videojuegos, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, que también están viviendo al mismo tiempo el tema de la paternidad. Habiendo conversado del tema con muchos de ellos, me di cuenta que al estar ellos inmersos en culturas que a veces son muy diferentes a la nuestra, sus ideas y maneras de abordar situaciones son también distintas, y por cierto muy interesantes.
Tengo también bastantes ideas acerca de los temas de muchos otros artículos. Me gustaría escribir acerca de la formación profesional de desarrolladores de videojuegos, de las oportunidades laborales, de la realidad de las empresas en Chile, del prejuicio en contra de los videojuegos de gran parte de la Sociedad, del supuesto daño que los videojuegos hacen a nuestros niños y de los supuestos beneficios que también se supone que generan, del control y etiquetado de los contenidos de los videojuegos, de los juegos que juego con Diego y de lo que le gusta jugar a él, además de muchos otros temas.
Todas son ideas, muchas son sólo sueños por ahora. Pero siento que es bueno tener metas, ambiciosas y lejanas, y sé que es bueno que me planifique para tratar de llegar a ellas. Hace que este proyecto tenga sentido.
Hay que ser Flexible y Adaptarse
En todo proyecto, y en especial en uno como este, hay que ser flexible y saber adaptarse. Las metas y planes pueden ser muy claros, pero a medio camino ocurren imprevistos o, simplemente, el feedback que se recibe motiva a cambios que es necesario hacer.
Cuando lancé este blog y compartí el primer artículo por redes sociales, muchos amigos tuvieron la gentileza de compartirlo en sus propias redes, permitiendo que personas que yo ni siquiera conozco leyeran lo que yo había escrito. Como es lógico, se generaron opiniones y comentarios diversos, los cuales yo leí con mucho entusiasmo e interés.
En ese contexto, hubo un comentario que leí que me llamó mucho la atención:
«Los niños ratas que les gusta este juego nunca podrán crear videojuegos»
Honestamente, cuando lo leí, lo primero que me sorprendió es la expresión «niños ratas», ya que no la había escuchado nunca antes, y no tenía idea qué significaba. Supuse que era algo malo, por el evidente tono despectivo del comentario, y por la respuesta de mi amigo que había compartido el artículo, pero más allá de eso, no supe qué pensar. Le pregunté hace poco a Diego qué significaba ser un niño rata, y su respuesta fue elocuente.
«Niños ratas son los que juegan Minecraft todo el día y sólo hablan de Minecraft, todo lo hacen pensando en Minecraft. Yo era un poquito así antes.», me explicó.
A continuación busqué en internet, obvio, y me encontré con descripciones bastante más duras, como de niños de al rededor de 10 años que aparentan rudeza en los juegos en línea, dicen muchas groserías, actúan muy agresiva e irrespetuosamente, etc. En fin, se comportan como ratas, según tales escritos. Sentí, entonces, que Diego no caía en esa descripción de «niño rata», a pesar que él mismo hubiera mencionado que hacía algún tiempo había sido un poco así.
Más preguntas se me vinieron a la mente:
¿Por qué alguien podría llegar a pensar y a declarar que alguien que jugara mucho Minecraft era «una escoria para los gamers»?
¿Por qué tan tajantemente pensaba que jamás podrían desarrollar videojuegos?
Para el autor del comentario, ¿es mi propio hijo también un «niño rata»?
Esta última pregunta, además de sorpresa, me provocó un poco de molestia.
El Lado Positivo
Después de digerirlo unas horas, sin embargo, me alegré de haber leído eso.
Me di cuenta que un artículo tan neutro como el mio (o al menos eso creo yo) había incitado a alguien a decir, sin filtro, lo que pensaba. Le había importado el contenido y había querido manifestarse. Daba lo mismo que fuera en contra, pero había decidido manifestarse.
Me alegré porque ese era justo el objetivo que yo buscaba: generar conversación, debate, peleas, acuerdos, declaraciones, etc. Que surjan ideas acerca de niños, jóvenes, padres, hijos, y su relación con los videojuegos.
Si al final, para este joven, mi hijo es o fue un «niño rata» pues esa es su opinión, muy válida por cierto, y no influye en lo más mínimo en lo que Diego o yo vayamos a hacer en el futuro respecto a su propio deseo de participar en la industria. Además, yo tengo muy claro que ese deseo de Diego podría cambiar perfectamente el día de mañana, cuando mi hijo ya se acerque a ser un adulto y le de un rumbo más definitivo a su vida.
Por otro lado, y mucho más importante, no todos los comentarios que leí en redes sociales fueron negativos, si no que todo lo contrario. Muchos amigos y también personas que no conozco me felicitaron, me dieron ideas y sugerencias, compartieron algunas de sus propias vivencias, me escribieron cariñosas palabras de aliento, y me ayudaron a difundir el artículo compartiéndolo en sus propias redes sociales.
A todos ellos, a todos ustedes que están dedicando unos minutos de su tiempo leyendo estas lineas, quisiera darles un profundo agradecimiento.
Independiente de los planes que tenga respecto a este proyecto, he disfrutado mucho esta experiencia que, gracias a ustedes, ha sido mucho más enriquecedora de lo que pensé que sería.
Muchas gracias y hasta la próxima.
Juan Pablo crea videojuegos desde los ocho años y fue padre por primera vez el año 2004. Hoy ya tiene tres hijos y ha trabajado en más de veinte videojuegos. Desde hace un tiempo se interesó en cómo se relacionan la paternidad y su profesión, y se decidió a escribir al respecto fundando "Papa Game Dev".
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Comentarios
Muchas gracias por escribir y compartir tu experiencia.
Se viene realmente interesante el lineup de autores invitados, ¡Cobrales la palabra luego!
Muchas gracias por escribir y compartir tu experiencia.
Se viene realmente interesante el lineup de autores invitados, ¡Cobrales la palabra luego!
Me gustó mucho lo q se viene!!! Suena muy interesante :) Te apoyaré en lo más q pueda para q lo logres en los tiempos planificados.
Enhorabuena bro
Gracias a ti por escribir! Yo tampoco sabía la definición de “niño rata”…., no te acostarás sin saber algo más!
Está super interesante el artículo y muestra una realidad bien triste. Como antes ser gamer (o cualquier rama considerada “ñoña”) no era algo tan masivo y eran mucho más discriminados, hay gamers que se sienten atacados cuando cualquier persona que, según ellos, no sufrió el rechazo por el que ellos pasaron, se hacen llamar gamers.
Hay un afán competitivo de estar constantemente “demostrando” que eres más gamer que el resto, con frases como “tú no eres gamer de verdad porque juegas en consolas y no en pc”, “yo uso X marca de teclados/mouse” o “esos son juegos para casuales, yo juego X”. Esta competitividad saca lo peor de la gente, gente que normalmente es tranquila, se transforma al jugar con o en contra de otros jugadores, desde los clásicos insultos a la mamá hasta tratar de provocar al jugador para que deje de jugar para siempre, o haciéndole pensar que debe gastar muchísima plata (tener X periféricos, todas las consolas de última generación, etc) para ser recién considerado un verdadero gamer.
Yo pienso que los niños que juegan Minecraft, invirtiendo tiempo construyendo sus propios mundos, están mucho más calificados para el desarrollo de juegos, en comparación a otros niños que juegan cosas más “pro”, pero que solo se dedican a insultar al resto.
Gracias a ti amor por el apoyo que siempre me das. :)
Gracias bro!
Gracias Felipe, haré lo posible por cobrarles la palabra dentro de las próximas (pocas) semanas. La verdad es que aún no decido bien el formato y, por eso, tampoco tengo algo 100% concreto a lo que invitarlos. Una vez resuelto eso, empezará la lluvia de correos!
Gracias Camila por compartir tu opinión. Super de acuerdo contigo en lo de la competitividad mal entendida y más aún en lo de la relación entre Minecraft y el desarrollo de habilidades que, potencialmente, podrían acercar a los niños a la industria de los videojuegos.