«Papá, si te eligen Presidente, ¿ya no vas a tener tiempo para jugar?»

Siempre me ha gustado esa lógica tan simple y directa que tienen los niños. Para los que trabajamos en la industria de los videojuegos, así como en muchas otras, es inevitable pasar por períodos de mucho trabajo. Y Diego, mi hijo mayor, sabía que más trabajo implicaba que el papá volvería más tarde a casa o que tendría que trabajar en casa y no habría tiempo para jugar. Por eso, cuando en Enero del 2013 le conté que iba a postularme a la Presidencia de la Asociación Chilena de Desarrolladores de Videojuegos (VG Chile, http://videogameschile.com), su pregunta fue casi inmediata.

«No hijo, tranquilo. Si me eligen, haré las tareas de Presidente mientras esté en Behaviour, y tendré el mismo tiempo de siempre para jugar», respondí confiado en el arreglo al que había llegado con mis jefes para poder dedicar parte de mi día laboral a la Asociación.

Falso, completa y absolutamente falso. Aunque yo, ese momento, creí que era cierto. Lo dije de corazón, con una ingenuidad propia del que jamás ha estado involucrado en lo que es la dirección de una institución, ni pública ni privada. Recuerdo la expresión de duda de Diego, la cara de «¿Estás seguro?», pero yo le insistí que no afectaría mi tiempo personal, y finalmente se quedó tranquilo.

Asamblea de VG Chile en donde fue elegida la Directiva 2013 – 2014
Asamblea de VG Chile en donde fue elegida la Directiva 2013 – 2014

El Martes 16 de Abril del año 2013 se llevó a cabo la Asamblea General Ordinaria de la Asociación, y fui elegido como Presidente. Asumía el desafío junto con Felipe, amigo y ex compañero de trabajo en Wanako / Behaviour, y José Manuel, abogado a quien conocía hace muy poco pero que prometía muchas ganas y, mejor aún, conocimientos y experiencia en áreas que nos serían tremendamente útiles.

A principios de Mayo, tan sólo dos (muy intensas) semanas después, comprendí que Diego tenía razón: mi tiempo libre se había acabado casi por completo.

Dos años

Fueron casi 2 años.

Poco más de 21 meses.

651 días.

15.624 horas.

937.440 minutos.

Largo, sí. Se sintió muy largo.

Dirigir una Asociación Gremial de una industria que está en pleno crecimiento y luchando fuertemente por consolidarse es mucho trabajo, muchísimo más del que yo imaginaba. Habíamos sido elegidos tres directores, y la verdad es que teníamos trabajo suficiente como para estar trabajando los tres a tiempo completo sólo en eso. Obviamente eso no era posible, pues todos teníamos además nuestros propios trabajos «de verdad», gracias a los cuales vivíamos.

El nivel de agotamiento fue tremendo
El nivel de agotamiento fue tremendo

Para tratar de solucionar el problema de la carga de trabajo, en la mitad del camino (Abril de 2014) aumentamos el número de Directores de la Asociación de tres a cinco y, mientras que Felipe dio un paso al costado, se nos unieron Marcelo, Sebastián y Claudio. También contratamos a un asistente (¡grande Juan Cristóbal!) y tuvimos la suerte de contar con la ayuda de talentosas personas como Guillermo, además de varios otros colaboradores. Sin embargo, mientras más gente se unía, más ganas teníamos de hacer grandes cosas, más ambiciosos eran nuestros proyectos y terminábamos igual de agotados.

Tal como Diego había predicho, me quedaba muy poco tiempo para jugar y, las pocas veces que sí tenía tiempo, estaba tan cansado que lo que más quería era dormir.

La verdad es que si no hubiera sido porque Diego y el resto de los miembros de mi familia (y en especial Mariana, mi señora) me apoyaron mucho y me dieron el espacio y el tiempo que necesitaba, jamás hubiera podido cumplir con las responsabilidades y metas que me había impuesto.

Pero no fue todo tan malo…

Por si alguien lo duda en este momento, quisiera aclarar que no tengo vocación de mártir y que no me gusta sufrir por el sólo hecho de sufrir.

Fiesta!
Fiesta!

La verdad es que, a pesar del cansancio y el impacto que tuvo en mi vida personal, hubo muchas razones que me motivaron a seguir trabajando como Presidente de VG Chile.

Empecemos por lo básico: fue entretenido, muy entretenido.

Por ejemplo, tuve la oportunidad de viajar y conocer lugares y personas increíbles. Visité Arequipa, Valdivia, Punta Arenas, San Francisco, Mar del Plata, Lima y Bogotá, además de diversas locaciones en Santiago (y seguro que se me olvida alguna otra ciudad que visité)

Participé en conferencias, entrevistas, charlas, premiaciones, exposiciones, paneles y debates, hablando y discutiendo acerca de emprendimiento, tecnología, actualidad y, por supuesto, videojuegos.

Ejercí de director, de periodista, de conferencista, de jurado, de community manager, de webmaster, de embajador, de relacionador público, de maestro de ceremonias, de organizador de eventos, de tutor y hasta de sicólogo.

Firma Solemne de la Carta de Apoyo a VG Chile por parte de las Asociaciones de Colombia, Argentina y Perú.
Firma Solemne de la Carta de Apoyo a VG Chile por parte de las Asociaciones de Colombia, Argentina y Perú.

Me reuní con académicos, emprendedores, agentes de gobierno, líderes de otras industrias, periodistas, investigadores, gente de negocios, además de mucha gente de la industria de los videojuegos. Hace unos meses revisé la cantidad de tarjetas que había acumulado y eran más de trescientas.

Y lo mejor es que en cada una de esas experiencias, en cada uno de esos lugares, de cada una de esas personas, aprendí algo. De algunos, de hecho, aprendí mucho.

Hice amigos, personas que hace dos años no conocía y que ahora, aunque no hablo a menudo con ellos, espero volver a encontrarme en algún evento para saber qué ha sido de sus proyectos y de sus vidas.

La Directiva de VG Chile trabajando arduamente en el Stand de Festigame
La Directiva de VG Chile trabajando arduamente en el Stand de Festigame

La verdad, lo pasé muy bien.

Y Diego también lo pasó bien. Es cierto que tuve menos tiempo y fuerzas para jugar con él, pero por otro lado, hubo momentos muy entretenidos como cuando fuimos a Festigame y lo llevé al «Salón VIP» o pudo entrar y probar el Oculus o los juegos de Nintendo y PlayStation antes que la masa de gente entrara a la feria.

De hecho, cuando le conté que dejaría de ser Presidente me dijo:

«Y si ya no eres Presidente, ¿no vamos a poder entrar al Salón VIP el próximo Festigame?», con clara decepción en su voz.

Así que, al parecer, para él tampoco fue todo tan malo.

Terapia Motivacional

Recuerdo haber escrito en el primer artículo de este blog que el motivo principal por el que la mayoría nos mantenemos en esta industria es por la pasión que sentimos por la industria.

Sin embargo, después de muchos años de trabajar en lo mismo, es natural que la pasión vaya decayendo. La rutina de muchos proyectos e innumerables otros factores van dando espacio a que aparezcan la inercia y baje la motivación.

De hecho, una de las principales razones por las que se me ocurrió la idea de postularme a ser Presidente fue que quería nuevos desafíos, ya que los que estaba recibiendo en mi trabajo eran los mismos que llevaba resolviendo los últimos 10 años. Tedio, rutina, etc., la pasión y la motivación se habían ido desgastando, y necesitaba nuevos desafíos para recuperar el rumbo.

Asistentes al Videogames Extreme Workshop 2013, un gamejam que reunió cerca de 200 participantes
Asistentes al Videogames Extreme Workshop 2013, un gamejam que reunió cerca de 200 participantes

El primer gran aporte en ese sentido lo recibí en las actividades en las que participé. En los gamejams, por ejemplo. Ver tantos jóvenes motivados pasando una noche entera sin dormir para poder construir un videojuego en 24 horas. Observar los rostros y sus expresiones de sumo interés de los asistentes a las charlas donde fui invitado. Había pasión en esas miradas, en esas preguntas, en esos trasnoches. Ellos estaban poniendo el cien por ciento de sus fuerzas para poder aprender y algún día conseguir entrar en la industria de los videojuegos mientras que yo, que estaba donde ellos querían llegar, no me sentía tan motivado. Eso me hizo reflexionar bastante.

También fue revelador el conocer las historias de las otras empresas de videojuegos que había en nuestro país, así como las experiencias de los emprendedores en otros países de latinoamérica o incluso del mundo. Relatos de esfuerzo, de muchos fracasos y algunos éxitos, de cientos de noches sin dormir y proyectos a medio terminar. No todos habían tenido la suerte que tuvimos Andrés, Carlos, Benjamin y yo al conocer a Tiburcio el año 2003, que fue lo que nos permitió empezar a dedicarnos a tiempo completo a desarrollar videojuegos y a vivir de eso. Sentí que yo, uno de los afortunados, vivía en una burbuja y ver y escuchar las historias del resto me ayudó a despertar nuevamente esa pasión que se estaba quedando dormida.

Una historia de pasión

Hubo una historia en particular que influyó más que las otras en cuanto a ayudarme a revivir la pasión por esta industria.

En Noviembre de 2013 recibí un mensaje por Facebook desde Punta Arenas. Lo firmaba Liliana, quien se presentaba como madre de Rodrigo, un niño de 14 años a quien recién le habían diagnosticado una grave enfermedad a su columna. En su mensaje me describía que su hijo soñaba con hacer videojuegos de manera profesional, y me pedía consejo respecto a qué carrera debía estudiar, qué material podía aprender por su cuenta, etc.

Lamentablemente, como usuario casi nulo de Facebook que soy, vi su mensaje recién en Enero del 2014 (¡dos meses después!) y le respondí dándole mi dirección de e-mail e invitándola a que me escribiera para que yo pudiera enviarle datos e información. Para cuando ella me respondió en Febrero, Rodrigo ya estaba en tratamiento y toda su familia estaba, por supuesto, enfocada en eso.

Intercambiamos un par de correos en que le entregué toda la información que se me ocurrió que podía serles útil pero, lamentablemente, estando tan lejos no supe qué más hacer. Recuerdo haberme quedado algunos días pensando lo inútil que era mi cargo para tales efectos. Por muy «Presidente» que fuera, en realidad había muy poco que en realidad podía hacer, al menos con los recursos que en ese momento teníamos. Finalmente, me resigné y me prometí a mí mismo que si había alguna oportunidad de ayudar más concretamente, lo haría.

Rodrigo orgulloso de haberse ganado la beca de la Universidad de Magallanes
Rodrigo orgulloso de haberse ganado la beca de la Universidad de Magallanes

Desde entonces, he seguido algunos pequeños hitos de la historia de Rodrigo mirando las publicaciones que Liliana hace en Facebook. He leído algunos de sus logros, los eventos en que con mucho entusiasmo participa, el incondicional apoyo de su madre, y la gran energía positiva que se desprende de todo lo que hacen. Y aunque no los conozco personalmente a ninguno de los dos, me dio mucho gusto saber, por ejemplo, que la semana pasada se ganó una beca por dos años para estudiar inglés, patrocinada por la Embajada de Estados Unidos y la Universidad de Magallanes.

Historias como ésta, humanas, reales, profundas. La pasión de un niño, ahora ya un adolescente, por alcanzar su sueño, y trabajar duro todos los días por llegar a él. La pasión de una madre por cimentar la felicidad de su hijo. Historias que son una inyección de energía, una recarga motivacional importante para quien, como yo, tenemos el privilegio de conocerlas.

Gracias Liliana por haberme escrito hace dos años. Gracias por haberme dado la oportunidad de darles algún consejo. Y gracias por haberme permitido ser testigo de la pasión que tienen.

Dos años increíbles

En suma, la experiencia de haber sido Presidente de VG Chile durante casi dos años fue increíble. Conseguimos grandes avances para la industria y crecí y aprendí muchos tanto en lo personal como en lo profesional.

El 27 de Enero de 2015, una nueva Asamblea General Ordinaria se llevó a cabo, y Marcelo fue elegido el nuevo Presidente de VG Chile.

Desde ese día, recibí mucho cariño y parabienes de todos los que tuvieron la oportunidad de ser parte del proceso. Mención aparte para el post que hizo José Manuel en su blog acerca de mi salida, quien después de dos años de trabajar juntos, más que un compañero de directiva, ahora es un buen amigo. Cuando lo leí no pude más que sentir emoción y agradecimiento. Pueden leer el artículo en este enlace y a los que quieran enterarse más acerca de temas de propiedad intelectual e industrias creativas, les recomiendo mucho leer su instructivo blog «Derecho para creativos».

Diego también está orgulloso. Dudo que dimensione lo que el papá logró ni la cantidad de problemas en los que el papá se metió, pero eso no importa. Muchas veces me contó muy feliz que sus amigos del colegio o del equipo de hockey donde participa le decían que me habían visto en una entrevista en la televisión o en el diario y él les contaba orgulloso que sí porque su papá era el «Presidente de los Videojuegos».

Y eso, el profundo orgullo de un hijo por su padre, es impagable.

Gracias VG Chile por haberme dado esa increíble oportunidad.