«Papá, ¡yo quiero ver fútbol!»

Santi, mi hijo de tres años y medio, nos dice de vez en cuando que quiere ver fútbol. La primera vez que ocurrió fue en Junio de este año, durante la Copa América que se jugó en Chile, y que nos tenía a todos a su alrededor hablando de los partidos de la Selección Chilena.

Llegaba la noche, horario en que se jugó la mayoría de los partidos, y Santi nos preguntaba si había fútbol de Chile. Los días en que no se jugaban partidos su desilusión era evidente, en parte porque le gustaba el ritual de sentarnos todos a ver el fútbol, y en parte también porque no quería irse a dormir (como cualquier niño de su edad) y sabía que el fútbol le permitía quedarse despierto hasta más tarde, «como los grandes».

Cuando miraba los partidos no entendía mucho, pero nosotros le explicábamos que los jugadores de polera roja eran los de Chile y que había que meterle goles a los blancos, verdes, amarillos, o celestes (especialmente a los celestes) o a quienes tuvieramos de rivales. No se quedaba con nosotros todo el partido pues se distraía fácil y empezaba a jugar con algún otro juguete, pero se mantenía atento y se acercaba si nos escuchaba celebrar alguna buena jugada o, mejor aún, un gol chileno.

En nuestra televisión super moderna, disfrutamos viendo los partidos de Chile (la imagen es del Mundial del 62)
En nuestra televisión super moderna, disfrutamos viendo los partidos de Chile (la imagen es del Mundial del 62)

A Santi también le gusta jugar fútbol. Al igual que Diego, su hermano mayor, siempre que ve un balón o algo que se le parezca, sin importar el tamaño que tenga o el lugar donde esté, intenta patearlo y lanzarlo lejos, a veces con desastrozas consecuencias.

Claramente, mis hijos no son la excepción. El fútbol es uno de los deportes más populares del planeta y ellos son parte de los millones de niños que crecen viendo fútbol y escuchando a sus familiares y amigos hablar del «deporte de la pelotita».

El fútbol en los videojuegos

Siendo tan popular, el fútbol siempre ha estado presente en los videojuegos. Las primeras versiones eran simulaciones muy básicas dadas las restricciones de la tecnología. Con suerte se podían ver jugadores humanos, las reglas eran bastante simplificadas y había que tener bastante imaginación para sentir que realmente se estaba jugando fútbol.

Pele’s Championship Soccer (1980, Atari 2600), la definición de un juego de fútbol «primitivo»
Pele’s Championship Soccer (1980, Atari 2600), la definición de un juego de fútbol «primitivo»

En los años que siguieron, apareció una gran cantidad de franquicias que ofrecían a los jugadores diversos «sabores» del mismo deporte. En Nintendo Worldcup, por ejemplo, los jugadores podían lanzar tiros con poderes especiales que derribaban a los rivales, y era usual que los partidos terminaran con futbolistas desplomados en el piso y marcadores de 10 o más goles de diferencia.

En **Nintendo Worldcup** (1990, NES), era usual que los partidos terminaran con jugadores desplomados en el piso, ya sea por haber recibido pelotazos o directamente patadas de sus oponentes.
En **Nintendo Worldcup** (1990, NES), era usual que los partidos terminaran con jugadores desplomados en el piso, ya sea por haber recibido pelotazos o directamente patadas de sus oponentes.

También surgieron videojuegos de fútbol en que el objetivo no era mover a los jugadores durante un partido para conseguir anotar goles y derrotar al rival. Por el contrario, estos juegos se trataban de administrar un equipo, entrenar a los jugadores y así conseguir ganar campeonatos, y cuando los partidos se jugaban, lo único que uno podía hacer era mirar como espectador, y a veces dar algunas instrucciones.

Championship Manager fue unos de los pioneros en ese género, pero luego lo siguieron otros, como el divertido y más o menos reciente Pocket League Story para dispositivos móviles.

En Pocket League Story (2011, iOS/Android), uno administra al equipo de fútbol, decide qué entrenamientos hacer, cómo jugar los partidos y en qué torneos jugar.
En Pocket League Story (2011, iOS/Android), uno administra al equipo de fútbol, decide qué entrenamientos hacer, cómo jugar los partidos y en qué torneos jugar.

Y por supuesto, hay una gran cantidad de juegos que, dentro de las posibilidades de la tecnología disponible cuando son publicados, intentan darle al jugador una experiencia lo más real y completa posible. Desde los primeros Kick Off hasta el excelente Sensible Soccer, para llegar finalmente a los famosos Pro Evolution Soccer (PES) y FIFA.

Estas dos franquicias cada año reeditan una nueva versión en la que muestran gráficas cada vez más detalladas, con árbitros, comentaristas, repeticiones, múltiples cámaras, movimientos realistas y simulaciones físicas precisas. Son verdaderas super producciones con presupuestos millonarios y grandes equipos de desarrollo.

¡Anda a jugar fútbol al parque!

Los videojuegos siempre han sido objeto de prejuicios: que los niños se quedan horas pegados frente a la pantalla, que se les va a secar el cerebro, que los vuelve más tontos, etc. Para quienes piensan así, es aún más desconcertante la idea de que alguien pueda disfrutar jugando fútbol con un control en las manos en vez de salir al exterior, tomar un balón y jugar fútbol de verdad.

«¿Cómo te puede gustar mover unos enanos en una pantalla detrás de una pelota de mentira?»

«¿Por qué no tomas tu pelota y sales al patio con tus hermanos?»

«¡Anda a jugar fútbol al parque!»

Todas son frases que escuché muchas veces durante mi infancia y adolescencia.

Pero más allá del prejuicio, las preguntas son válidas. ¿Por qué puede ser entretenido jugar fútbol en una pantalla? ¿Por qué disfrutaba yo tanto jugando esos juegos en particular?

Los motivos varían, seguramente, de persona a persona. Para mí, la esencia del fútbol es que es una experiencia social y, en ese sentido, los videojuegos de fútbol me entretienen cuando puedo revivir esa experiencia social.

Por ejemplo, los primeros juegos de fútbol que disfruté cuando niño fueron los que jugué con compañeros de colegio. Pasé tardes increíbles participando en torneos de Nintendo Worldcup o de Super Soccer. Si el juego no tenía la funcionalidad de armar campeonatos, llevábamos la cuenta de los resultados en una hoja de papel, y mientras dos de nosotros se enfrentaban en un duelo, el resto seguíamos las alternativas del encuentro expectantes, celebrando las buenas jugadas y burlándonos de los errores.

En Super Soccer (1991, SNES), se podía ver la cancha completa hacia adelante, lo que se podía aprovechar para darle mayor profundidad estratégica al juego.
En Super Soccer (1991, SNES), se podía ver la cancha completa hacia adelante, lo que se podía aprovechar para darle mayor profundidad estratégica al juego.

También disfrutaba jugando con mis hermanos, ya sea en casa o en los «arcade» que había cerca de los lugares donde íbamos en las vacaciones. El favorito era, sin lugar a dudas, Tehkan Worldcup. Podíamos pasar horas tratando de ganar los siete partidos que había que recorrer hasta llegar a la final y, cuando eventualmente lo conseguíamos, la sensación de ser los campeones del mundo era gloriosa. Incluso hoy, mientras escribía este artículo, me invadió la nostalgia y volví a jugarlo en un emulador.

Llegar a la final de Tehkan Worldcup requería de aprender las «mañas» del juego y de mucha práctica. Por eso, ganarla era un momento realmente glorioso.
Llegar a la final de Tehkan Worldcup requería de aprender las «mañas» del juego y de mucha práctica. Por eso, ganarla era un momento realmente glorioso.

Años más tarde, cuando entré a la universidad, pasé cientos de horas en casa de uno de mis mejores amigos tratando de derrotarlo en Winning Eleven. Si me esforzaba mucho, conseguía sacarle un empate. Si, además, se alineaban los planetas, pasaba un cometa y era noche de luna roja, entonces conseguía ganarle. Pero aunque perdiera casi siempre, el desafío y la experiencia de jugar con un rival así era notable.

Y ya en la actualidad, sigo jugando ocasionalmente alguno de los FIFA o PES cada vez que tengo la oportunidad. Por ejemplo, hemos jugado varias veces en la oficina con compañeros de trabajo; o hace ya un año, en un meetup de VG Chile, el grupo de Bekho Team me invitó a participar en un tremendo partido que Marcelo y yo finalmente ganamos (se impuso la Directiva de VG Chile, como debía ser).

Juegos como FIFA y PES permiten jugar de hasta siete jugadores simultáneamente en la misma consola, ya sea como rivales o compañeros. La experiencia social es notable.
Juegos como FIFA y PES permiten jugar de hasta siete jugadores simultáneamente en la misma consola, ya sea como rivales o compañeros. La experiencia social es notable.

El último partido que jugué fue con cuatro compañeros de colegio de Diego. Cuando le celebramos su cumpleaños, hace algunos meses, uno de sus amigos trajo el último FIFA y estuvieron jugando un buen rato. Como a mi me gusta el juego y no había tenido la oportunidad de ver los detalles de esa versión, me quedé un momento mirando y entonces uno de los niños me preguntó si quería jugar. Así, sin planearlo, tuve la oportunidad de conocer un poco más a los amigos de mi hijo mientras compartía un juego con ellos, algo que valoré mucho como padre.

¿Hagamos un juego de fútbol?

Cuando tenía unos quince años, quise embarcarme en hacer un videojuego de fútbol. Me gustaba muchísimo el Tehkan Worldcup, y como sólo podía jugarlo en los arcade en las vacaciones, pensé que sería buena idea desarrollar mi propia versión.

Pasé semanas enteras pensando en los detalles técnicos y dibujando las medidas de la cancha, los jugadores mirados desde arriba, y las jugadas que se podrían hacer.

En Tehkan Worldcup (1985, Arcade), la cancha y los jugadores se ven desde arriba. El juego es muy rápido y se veía bastante bien para la época en que se publicó.
En Tehkan Worldcup (1985, Arcade), la cancha y los jugadores se ven desde arriba. El juego es muy rápido y se veía bastante bien para la época en que se publicó.

Se lo mencioné también a algunos de mis amigos en el colegio y uno de ellos, Gabriel, se entusiasmó tanto que compuso el «tema central» de lo que sería «nuestro juego de fútbol».

Lamentablemente, nunca terminé ese proyecto. Para ser sincero, no recuerdo exactamente por qué lo dejé de lado, pero seguramente apareció algún otro proyecto que me motivó más.

Sin embargo, hay algunas cosas que sí recuerdo y que fueron un buen aprendizaje:

  • Fue la primera vez que intenté hacer un videojuego «en equipo». Descubrí que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, ya que es muy difícil hacer que un grupo se ponga de acuerdo, o que todos tomen un rol activo.
  • Descubrí que programar a los futbolistas que no eran controlados por el jugador era mucho más complicado de lo que yo pensaba, no tanto por la lógica de correr o patear un balón, si no que por el hecho de hacerlos «jugar en equipo», actuar coordinadamente, etc.
  • También me encontré con que programar el movimiento del futbolista controlado por el jugador también era más complicado de lo que imaginaba. Hasta ese momento, siempre había hecho juegos «originales» y muy simples. Esta era la primera vez que quería que mi juego fuera igual que otro juego, y por eso quería que se «sintiera» tan rápido y ágil, como el Tehkan Worldcup.

En resumen, descubrí que hacer un videojuego de verdad no es tán fácil como parece, algo que la mayoría aprende tal cual lo aprendí yo, con el primer proyecto en que se enfrentan a algunos de los grandes desafíos del desarrollo de videojuegos.

De todas maneras, como experiencia de crecimiento profesional, fue excelente. Y tal vez ahora, veinte años después, retome ese sueño lejano y me anime a trabajar en un proyecto así, sólo por darme el gusto. ¿Habrá alguien más que se anime?

Pregunta para el lector: ¿Cuál es tu videojuego de fútbol favorito?