«Papá, ¡está cayendo agua del cielo!»
«Papá, ¡está cayendo agua del cielo!»
A los niños les encanta la lluvia y mi hijo Santi, de 3 años, no es la excepción. Hoy estaba muy contento, mirando por la ventana, porque por fin está lloviendo en Santiago y en el centro de Chile. La contaminación y la sequía estaban golpeando seriamente a esta zona del país y esta lluvia viene a aliviar, al menos en parte, estos dos problemas.
Lluvia y Videojuegos
La lluvia siempre ha estado presente en los videojuegos, al igual que en la literatura, en el cine o en otras ramas del arte.
Por ser una experiencia interactiva, uno de los principales objetivos de los creadores de videojuegos es conseguir que el jugador se «crea el cuento» lo más posible. Esa «inmersión», como se denomina este fenómeno de «creerse el cuento», se consigue con el ambiente, las mecánicas, incluso los mensajes que se dan al jugador. El videojuego quiere que el jugador se sienta de cierta manera, y para esto es imprescindible que lo que el jugador vea, escuche y experimente sea muy consistente con tal sensación.
La lluvia, entonces, aparece como una excelente forma de conseguir tal objetivo. Por ejemplo, una noche oscura y lluviosa en un videojuego de misterio hará que el jugador, sin poder evitarlo, se sienta un poco más inseguro y expectante.
Además, en muchas ocasiones, la lluvia también puede incidir directamente en la experiencia práctica del jugador, provocando por ejemplo que el personaje se resbale o que algún otro aspecto de la jugabilidad del videojuego cambie.
Creo que el primer juego donde vi lluvia fue el «Lotus» de PC, el mejor videojuegos de carreras que recuerdo haber jugado en mi infancia. Recuerdo que al jugarlo, pensaba lo «realista» que se veía la lluvia, y lo genial que era cómo el auto salpicaba agua en sus ruedas traseras o cómo había que tener más cuidado al conducir pues, «evidentemente», el pavimento estaba más resbaloso y era más fácil tener un accidente.
Con el paso de los años, por supuesto, la tecnología se ha encargado de que la lluvia se vea y se sienta mucho más real. Hay muchos ejemplos, como «Heavy Rain» de PS3 en que la lluvia no sólo se veía mejor, si no que era parte importante de la historia y hasta del nombre del juego.
Vacaciones de Invierno lluviosas
La lluvia también es compañero habitual de los niños en sus vacaciones de invierno. Mientras que en verano el sol y el calor acompañan y hay posibilidad de realizar muchas actividades al aire libre, en invierno la historia es diferente.
El frío y la lluvia, además de las ocasionales gripes y resfriados, son excelentes motivos para quedarse en casa. Armar puzzles, leer un buen libro o ver alguna película son excelentes alternativas, pero sin duda muchos también querrán pasar más de alguna tarde completa jugando videojuegos.
Como padres, es bueno que incentivemos a nuestros hijos a que realicen todo tipo de actividades, pero tampoco tenemos por qué restringirles completamente lo que puede ser su pasatiempo favorito.
Una manera de enfrentar tal dilema, entonces, es buscar sacar ventaja de esos deseos de videojuegos y aprovechar la oportunidad de compartir con ellos y jugar alguno junto a ellos. Otra posibilidad es desafiarlos a completar videojuegos que requieran de ingenio, lo que los mantendrá muy entretenidos mientras ejercitan su pensamiento lógico-matemático.
Hay muchos juegos que cumplen con esos requisitos, ya sea en dispositivos móviles como en las consolas. El último que conocí, gracias a un desafío que recibí de mis hermanos, se llama «Lazors» y existe tanto para móviles iOS como para dispositivos Android. Ayer se lo mostré a Diego, mi hijo mayor, y rápidamente le dio curiosidad y estuvo un rato jugando.
El juego se trata de hacer rebotar rayos láser para conseguir quemar unos agujeros. Cada nivel presenta rayos en distintas direcciones y una cantidad limitada de cubos que hay que mover para conseguir quemar los objetivos. Rápidamente, el juego se vuelve muy difícil y desafiante, y puede ser el perfecto pasatiempo para niños a los que le gusten los juegos de ingenio.
De cualquier manera, lo importante es aprovechar las cortas vacaciones para recargar las pilas y compartir con nuestros hijos.
«¡Felices vacaciones!»
Juan Pablo crea videojuegos desde los ocho años y fue padre por primera vez el año 2004. Hoy ya tiene tres hijos y ha trabajado en más de veinte videojuegos. Desde hace un tiempo se interesó en cómo se relacionan la paternidad y su profesión, y se decidió a escribir al respecto fundando "Papa Game Dev".
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